La mujer es el pilar de la familia y siempre, no importa lo que pase, busca integrar y mantenerla unida para guiarla hacia una meta en común de logros, bienestar, educación, amor y lazos familiares.

La mujer cuando es abuela, se convierte en una protectora que extiende sus capacidades hasta los nietos. Es una líder  mayor, que con su experiencia los guiará hasta el punto de sacrificar tiempo, espacio y lo que sea necesario, para proteger y hacer feliz a los miembros de su familia. Las abuelas latinas tienen un sitial de honor dentro de la familia, son respetadas, amadas y cuidadas. Ellas representan sabiduría, bondad, amor incondicional, protección, experiencia y entrega.

Las abuelas, dada nuestra cultura matriarcal, son quienes marcan el paso de la familia,  también son fuertes de carácter y de profundas convicciones y pueden hasta entregarlo todo por amor a su familia.

Los nietos quedan en el medio de la cadena, y están cuidados en los extremos, por un lado la abuela y por otro lado la mamá.

Las madres latinas son sobreprotectoras culturalmente hablando y están siempre en guardia para proteger a su familia ante cualquier hecho o persona que pueda perturbar la paz y unión familiar y pueden llegar a convertirse en “fieras” a la hora de defender a sus hijos, si fuese necesario.

Siempre para las madres hispanas, los hijos están pequeños y así ya sean unos adultos, ellas desde atrás manejarán hilos invisibles que conduzcan a sus hijos hacia el bienestar y la felicidad. Ellas nunca dejarán atrás a su familia, así estén viejitas. Hasta el día de su despedida liderarán la manada. Son como las lobas Alfa en el «pack wolf». Que vivan las madres y abuelas latinas.

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