Eres una mujer íntima y segura? Te consideras bella y sensual? Desde allí comienza tu recorrido al encuentro sexual con tu pareja, no llegues al sexo de manera mecánica y autómata. Las creencias y tradiciones socioculturales no deben ser un condicionante para tus encuentros sexuales que te nieguen el placer. Desde tu propio ser, desde los instintos básicos, desde las emociones y los sentimientos, desde tu reconocimiento y valoración, la entrega al placer sexual es y debe ser desde la esencia misma del ser humano, desde nuestros sentidos.

Empieza por sensibilizarte, a reconocer la energía que existe en ti y que recorre todo tu cuerpo, tal como es, tal cual eres, con curvas sutiles o pronunciadas, con pliegues y signos de edad, con piel tersa y joven, con cicatrices o marcas, con imperfecciones o perfecciones, siéntelo y acéptalo tal como es y empieza a ser agradecida. Siempre he dicho que las mujeres somos una creación divina, perfecta, prístina y llena de luz.

Reconoce las emociones, «movimientos o impulsos» que te abordan en la concepción previa a cada encuentro sexual, «aquello que nos mueve hacia» el contacto. En qué piensas, qué imagen se te viene a la mente, cuál es tu conducta asumida,  qué te gustaría hacer y cómo te relacionas con tu pareja sexual antes, durante y después de cada encuentro en la intimidad.

Experimenta el placer de expresarte a través de la verbalización o sencillamente a través de la insinuación, para ello usa todo tu cuerpo y todos los sentidos, guiando de manera sutil a tu pareja sobre ti, que aprenda a reconocerte como una pieza fina y valiosa a la cual no se toma por asalto sólo para una descarga de tensión, sino como lo más sublime a lo cual tiene que entregarse de manera esmerada para poder satisfacer las necesidades insatisfechas que durante generaciones hemos heredado o se nos ha negado.

Una vez que hayamos tomados las riendas de la satisfacción ya nadie nos puede parar, no somos un objeto sexual, somos lo más importante para los hombres, sin nosotras, los hombres enloquecen, el placer desaparece y la raza se extingue, así de sencillo. Somos dueñas de nuestros cuerpos, gerentes de nuestra sexualidad, amas de nuestras sensaciones y somos responsables de alcanzar, los más sublimes placeres que sacien nuestra necesidad inminente de ser amadas y respetadas.

Una mujer satisfecha es el resultado del accionar responsable para la búsqueda y alcance de la satisfacción de sus necesidades, solo nosotras somos las responsables de proveernos de un buen sexo… así que dejemos de seguir esperando que sea el otro quien nos satisfaga…

Por: Olinad Sajor
Mujer Latina USA

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