La mayoría de las mujeres adultas jóvenes que acuden a consulta están preocupadas por una enfermedad que escuchan desde hace poco más de una década, llamada Osteoporosis y según sus amigas o familiares cercanos las puede dejar discapacitadas de sus labores. Nada más lejano a la realidad. A pesar de ser una patología común de las (os) adultos mayores, si se identifican y corrigen los factores que la predisponen podrán  llevar una vida sana y sin ningún tipo de limitaciones.

¿A que llamamos los especialistas Osteoporosis?

La Organización Mundial de la Salud ha propuesto el diagnóstico de osteoporosis en casos en que la densidad mineral ósea es igual o menor a 2.5 desviaciones estándar, inferior a la media encontrada en la columna, caderas o muñecas de mujeres adultas, jóvenes y sanas.

 ¿Qué significa eso para el resto de la humanidad? La palabra osteoporosis, significa “hueso poroso”, es decir se trata de un “trastorno  del esqueleto que se caracteriza por una disminución de su resistencia que predispone a una persona a un mayor riesgo de fracturas”. La resistencia del hueso refleja principalmente la integración de la densidad ósea y la calidad.

¿Tenemos que cuidar nuestros huesos entonces desde la infancia y adolescencia?

Definitivamente si, esto es debido a que la construcción de la masa ósea se inicia en la infancia y se consolida en la adolescencia por lo cual  la prevención del deterioro óseo debe iniciarse en las primeras tres décadas de la vida. La calidad ósea se obtiene durante el desarrollo del esqueleto, es decir, teniendo un mayor pico de la masa ósea, prevenimos la debilidad del esqueleto que se observará inevitablemente en edades futuras (en países con mejores condiciones de salud y mayor expectativa de vida).
Este pico de la masa ósea se constituye por la ingesta adecuada de calcio y otros oligoelementos, como son fósforo, magnesio y zinc; por otra parte la fuerza de atracción de la gravedad y la carga genética también influyen en la génesis del pico de la masa ósea con la formación de  calidad del colágeno así como las variaciones alélicas de los receptores de vitamina D2.

¿Cuáles son los factores más comúnmente asociados a esta enfermedad?

Existen algunos factores comunes para hombres y mujeres como: tener antecedente de tabaquismo o alcoholismo, padecer enfermedades asociadas a pérdida ósea, utilizar medicamentos que se sabe generan pérdida ósea incluyendo corticoides, anticonvulsivos, barbitúricos o drogas de reemplazo de la tiroides a dosis altas, diabetes, padecer enfermedad hepática y/o renal, enfermedad tiroidea o de paratiroides, una fractura después de un traumatismo leve.

En el caso de las mujeres: perimenopausia, menopausia quirúrgica, mujer alta y delgada,  de piel clara ó rubia.

¿Cuándo hacerme los estudios y como es su seguimiento?
Básicamente va a depender de los factores de riesgo que te haya detectado tu médico de cabecera o Ginecólogo, recomiendo en general a mis pacientes adultas de 40 o más años, la realización de DMO o DXA y si tienen factores de riesgo como los descritos anteriormente, la realización de  estudios complementarios y los que haya que realizar como seguimiento; esto incluye referir a otras especialidades como Medicina Interna, Reumatología, Endocrinología y Ortopedia, en los casos en los cuales no sea apropiada nuestra intervención como ginecólogos.

¿Qué  tratamientos existen para la Osteoporosis?
Muchos, sin embargo, lo más importante es modificar los factores de riesgo para caídas como: corregir agudeza visual, disminuir consumo de medicamentos que alteren el equilibrio o el estado de alerta, tratar o rehabilitar enfermedades como diabetes, parkinson, incontinencia urinaria, desnutrición.

Corrección de alteraciones nutricionales: la recomendación en general para personas de la tercera edad con osteoporosis es de 1,000 mg/día  de calcio, 800 UI de vitamina D y 1 gr/kg peso corporal de proteínas al día para mantener el funcionamiento del sistema musculo-esquelético y disminuir las complicaciones que ocurren después de una fractura osteoporótica.

Medicamentos. Las terapias para la osteoporosis se dividen en dos variedades: los antirresortivos con acción de disminuir la resorción osteoclástica y las anabólicas, formadores óseas con acción osteoblástica. Los antirresortivos, han sido manejados durante más tiempo y se tiene más experiencia con el tratamiento con estos agentes; constituyen la terapia de reemplazo hormonal los moduladores de receptores de estrógenos, los difosfonatos y la calcitonina. Los formadores óseos los constituyen los anabólicos esteroideos, las diferentes formulaciones de paratohormona, el fluoruro de sodio y el ranelato de estroncio (este último con una acción dual).

Recuerda siempre consultar a tu médico de cabecera y no automedicarte.
Freddy Bello Rodríguez
Ginecólogo Obstetra
Venezuela

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